En el mundo de la seguridad, la empatía y la paciencia son cualidades fundamentales que marcan la diferencia entre una intervención exitosa y una situación crítica. Los guardias de seguridad, en su labor diaria, enfrentan una variedad de desafíos que van más allá de la simple vigilancia; su capacidad para mantener la calma y actuar con sensibilidad puede prevenir incidentes y fortalecer la imagen de la empresa.
La empatía, entendida como la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones y necesidades, es un elemento clave en la interacción con el público. Un guardia empático puede detectar señales de tensión o incomodidad en las personas que están siendo vigiladas, lo que le permite intervenir de manera oportuna y evitar posibles conflictos.
La paciencia, por otro lado, es la virtud que permite mantener la serenidad ante situaciones desafiantes. Un guardia paciente no se deja llevar por la impulsividad ni se deja provocar fácilmente, lo que reduce las posibilidades de que una situación se salga de control. En lugar de reaccionar ante la agresión o la confrontación, el guardia paciente busca soluciones pacíficas y efectivas.
Es fundamental también saber cuándo solicitar apoyo. Ningún RH+ debe enfrentarse solo a situaciones de alto riesgo o que requieran intervenciones especializadas. La comunicación efectiva y la coordinación con tus compañeros son herramientas indispensables para manejar escenarios complejos de manera adecuada.
Estas cualidades no solo ayudan a evitar situaciones de riesgo o críticas, sino que también contribuyen a construir relaciones positivas con el público y a mantener un entorno seguro y confiable.